Hay ocasiones en que surge el amor de la forma más inesperada. Una de las más controvertidas es cuando tu pareja trabaja para ti de forma directa, ya sea por haberos conocido trabajando juntos y te hayas enamorado en el trabajo, o por introducirla en nuestra empresa. Esta situación entraña varios peligros para la relación a tener en cuenta, donde deberemos ser muy cautos para no dar pie a confusiones tanto con nuestra pareja como con los demás miembros del trabajo. Las suspicacias son habituales cuando se está en un contexto monótono como es el laboral, y cualquier atisbo de novedad morbosa puede ponernos en situaciones muy incómodas, llegando a afectar a la calidad de la vida en pareja.
Nunca debemos hacer favoritismos en el trabajo con ella. No solo es cuestión de propia ética profesional, si permitimos un trato de favor podemos acabar perjudicándola al darle mayores atribuciones de las correspondientes a su labor. Es sencillo que lo que nosotros consideramos puntual por ser nuestra pareja ella lo acabe considerando algo justo y normal por el mismo motivo, lo cual facilitaremos si lo realizamos frecuentemente. Además producirá la envidia de los demás trabajadores, complicando el ambiente laboral para los dos independientemente de su puesto en la empresa.
Algo que debemos mantener a toda costa es cortar vida laboral respecto a la vida en pareja. Los problemas que puedan surgir en el trabajo es mejor dejarlos allí, incluso aunque no se hayan solucionado del todo. Si los llevamos a la vida normal acabaremos ahogando la relación al centrarla solo en ese aspecto, dando más importancia al trabajo en sí que a nuestra preocupación por mantener sana la pareja. Por ello deberemos aclarar mutuamente qué esperamos de esta situación, buscando un punto de acuerdo que satisfaga a ambos.