La depresión es actualmente la patología más extendida en el mundo, pudiendo surgir en cualquier momento de la vida. En contra de lo que pudiéramos pensar, la pueden sufrir incluso personas que nosotros valoramos externamente que tienen una buena vida: holgada situación económica, estabilidad laboral y por supuesto una relación de pareja. Incluso en estas condiciones podemos encontrarnos este transtorno, estando nosotros en el lado contrario en forma de pareja que trata de ayudarle en todo lo posible.
Para poder ayudar a nuestra pareja primero tenemos que tener cuidado con nuestro propio estado emocional. Estar mucho tiempo conviviendo con una persona con depresión desgasta enormemente, afectándonos poco a poco a nuestro estado de ánimo al ver que ella no mejora y que nosotros cada vez nos sentimos peor. Los clásicos refuerzos pierden efectividad, la relación de pareja se deteriora y cuando nos enfocamos en hablar con él descubrimos que no conseguimos nada. Es una situación muy dura, y hay que estar mentalizados que nosotros lo pasaremos también mal. Por ello tenemos que ser sinceros con nosotros mismos y no tratar de parecer más fuertes de lo que somos, ya que es completamente normal que haya momentos en los que sintamos que nos derrumbamos.
Es importante no cargarnos todo encima a la hora de apoyar a nuestra pareja. Confiar en las amistades en común y en los familiares es fundamental, ya que si sólo nosotros somos los que estamos continuamente escuchando a nuestra pareja rápidamente acabaremos saturados; además nuestra forma de verlo estará condicionada por estar en una relación por lo que lo mejor es dejarnos aconsejar, a la par que nos apoyamos para nuestro propio bienestar emocional. El último consejo: paciencia, sin más, comprendiendo que estamos enamorados de esa persona y es solo un bache en su vida del que saldrá.