Este es uno de los mayores miedos que sufren los hombres, particularmente a medida que pasan los años y nos vamos quedándonos solos. Y es que cuando fallan aspectos como nuestro atractivo o ingenio ya pensamos que hay un interés oculto. Es razonable, normalmente consideramos que estos son los puntos fundamentales para poder gustarle a alguien, teniendo que recurrir a otros como el dinero o tener cierta influencia como para que a ella le interese estar con alguien como nosotros. Incluso entre los jóvenes pasa esto cuando apenas hemos tenido contacto femenino.
Una buena forma de comprobarlo es si muestra interés cuando dudamos de vernos juntos habitualmente. Estar en una relación por interés no significa querernos, ni mucho menos tener que vernos asiduamente. De hecho lo habitual es cumplir con lo justo y necesario en una relación, viéndonos de vez en cuando y tratando de no molestar demasiado. Afrontarlo directamente suele ser desaconsejable ya que normalmente llevará el terreno a su favor. Puede que consigamos dejarlo, y que incluso sea lo mejor para nosotros, pero hay muchas otras formas de hacerlo sin tener que pasar ese mal trago.
Es útil ver también lo que piensa sobre hacer cosas como presentarla a nuestra familia. Normalmente cuando todo funciona por interés no querrá involucrarse hasta este punto. La vergüenza es una de las pocas cosas que pueden importarle a esta clase de personas, y ponerla en un aprieto nos mostrará hasta qué punto quiere algo serio con nosotros o está exclusivamente por el interés. Una buena muestra de cómo el amor puede cegarnos, y es que nunca hay que admitir una relación de este estilo si sabemos que es por interés. Acabaremos lamentándolo en el futuro y quedando perjudicados para siempre.