El matrimonio sigue siendo una de las mayores aspiraciones para las parejas realmente enamoradas, ilusionando desde el momento en el que nos planteamos la posibilidad de pedírselo. ¿Sabemos realmente cómo hacerlo? ¿Reconoceremos el momento adecuado? Son preguntas que nos asaltan y que si no nos planteamos en condiciones pueden hacer que rompamos la magia y retrasemos un paso natural en nuestra vida.
Es importante que no nos apresuremos, ni que a su vez esperemos el momento perfecto. Cuando estamos nerviosos e inseguros siempre veremos fallos a todas las posibilidades que nos surjan, poniendo excusas para alargar el momento. A pesar de que realmente existen situaciones idílicas para pedir matrimonio lo fundamental es que tengamos las ideas claras sobre nuestras intenciones, buscando dejar claro que queremos pasar el resto de nuestra vida a su lado.
¿Son recomendables las peticiones sorpresa? Sí, con puntualizaciones. Hacer que sea inesperado del todo puede lograr un recuerdo querido para toda la vida o una de las mayores decepciones posibles. No significa que tengamos que avisar con antelación el momento en el que lo haremos, todo lo contrario, simplemente que antes de lanzarnos debemos tener cierta seguridad de que ella también querrá casarse con nosotros. No hay nada peor para arruinar la confianza que una petición de matrimonio rechazada con excusas como ‘es pronto’ o ‘necesito más tiempo’.
Un último apunte: el anillo es obligatorio. Decirlo simplemente a viva voz como si fuese natural puede parecernos original pero siempre nos faltará ese elemento final que tanto gusta. No hace falta que sea un anillo costoso, cualquier anillo que sea acorde a nuestras posibilidades será recibida con cariño mientras hayamos hecho las cosas bien en la relación. Ya la forma de entregarlo sí puede quedar más a nuestra imaginación, apareciendo dentro de una tarta o poniéndoselo con los ojos vendados.